porqué vozenluz

Voz en luz es reportar a la luz una sonoridad integrada al cuerpo

Recién nacidos sabemos comunicarnos con los adultos sin conocer su idioma. Nuestra voz proviene del instinto, de la perfecta coordinación del cuerpo y la mente, suena bien, es armoniosa y sobre todo logra su objetivo. Creciendo las cosas cambian; miedos, traumas, estrés, ansias y condicionamientos dejan señas a su paso. Así el calor y la expresión de la voz, mudan.

La voz no miente, así como el cuerpo revela nuestro estado de ánimo, muestra signos de tensiones y refleja nuestras aflicciones. La falta de armonía crea desequilibrio y problemas no solo de nivel expresivo, sino también a menudo a nivel fisiológico, bajo forma de afonía, edemas, nódulos, etc.

A veces se considera la voz simplemente como un instrumento de comunicación para relacionarse socialmente. Sin embargo la entonación auténtica, su musicalidad y sobre todo la costumbre de escuchar han ido perdiendo importancia e interés. Pero la voz, además de contener nuestras experiencias personales, condiciona la expresividad, la tonalidad, el timbre, la frecuencia etc…

Explorar diferentes aspectos de la voz, lleva al propio conocimiento y cuando aprendemos a conocerla y a utilizarla” armoniosamente “integrándola al cuerpo y a las emociones, puede transformarse en un instrumento precioso que desarrolla nuestra capacidad de expresión y comunicación. Capacidades éstas que tenemos desde siempre, y que esperan volver a la luz.

La voz puede volver a encontrar su lugar interior y centralidad si la escuchamos. Escuchar nuestra propia voz es buscar y encontrar nuevos modos para lograr una relación auténtica entre nuestro mundo interior y exterior.

Una vez en armonía, la voz adquiere personalidad, seguridad expresiva y aumenta el placer de escucharla. Además se obtiene una mayor capacidad de comunicación y empatía, por eso mejora la calidad de la relación con los demás, porquè a quien nos escucha, le llega primero el sonido y luego el contenido de lo que decimos.

Somos nuestra voz. La voz es el instrumento a través del cual nuestra interioridad se relaciona con el mundo, antes que con las palabras y su significado.

 

Una voz puesta a la luz emana calor, va directa al corazón, queda grabada gentilmente, pero de manera profunda en la memoria.

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Voz en luz es reportar a la luz una sonoridad integrada al cuerpo


Recién nacidos sabemos comunicarnos con los adultos sin conocer su idioma.
Nuestra voz proviene del instinto, de la perfecta coordinación del cuerpo y la mente, suena bien, es armoniosa y sobre todo logra su objetivo.
Creciendo las cosas cambian; miedos, traumas, estrés, ansias y condicionamientos dejan señas a su paso. Así el calor y la expresión de la voz, mudan.

La voz no miente, así como el cuerpo revela nuestro estado de ánimo, muestra signos de tensiones y refleja nuestras aflicciones. La falta de armonía crea desequilibrio y problemas no solo de nivel expresivo, sino también a menudo a nivel fisiológico, bajo forma de afonía, edemas, nódulos, etc.

A veces se considera la voz simplemente como un instrumento de comunicación para relacionarse socialmente. Sin embargo la entonación auténtica, su musicalidad y sobre todo la costumbre de escuchar han ido perdiendo importancia e interés.
Pero la voz, además de contener nuestras experiencias personales, condiciona la expresividad, la tonalidad, el timbre, la frecuencia etc…

Explorar diferentes aspectos de la voz, lleva al propio conocimiento y cuando aprendemos a conocerla y a utilizarla” armoniosamente “integrándola al cuerpo y a las emociones, puede transformarse en un instrumento precioso que desarrolla nuestra capacidad de expresión y comunicación. Capacidades éstas que tenemos desde siempre, y que esperan volver a la luz.

La voz puede volver a encontrar su lugar interior y centralidad si la escuchamos. Escuchar nuestra propia voz es buscar y encontrar nuevos modos para lograr una relación auténtica entre nuestro mundo interior y exterior.

Una vez en armonía, la voz adquiere personalidad, seguridad expresiva y aumenta el placer de escucharla. Además se obtiene una mayor capacidad de comunicación y empatía, por eso mejora la calidad de la relación con los demás, porquè a quien nos escucha, le llega primero el sonido y luego el contenido de lo que decimos.


Somos nuestra voz. La voz es el instrumento a través del cual nuestra interioridad se relaciona con el mundo, antes que con las palabras y su significado.

 

Una voz puesta a la luz emana calor, va directa al corazón, queda grabada gentilmente, pero de manera profunda en la memoria.